Hola, Dios te bendiga en este día. Es mi deseo que la bondad de Dios se muestre
respondiendo a cada una de las peticiones que has presentado, y que aun te
sorprenda.
Un fin de semana una familia se me acercó
y me habló declarándome su intención retirarse de la casa de Dios, me extraño
ya que la misma se encuentra muy comprometida y a la vez me alarmó como para
pensar en ello; de hecho les dije que era una locura irse. Por otro lado, en la
mañana del día lunes, una joven de la
iglesia me compartía que un muchacho que estuvo muy comprometido, no estaba
haciendo las cosas bien y ya no congregaba de igual manera. Esto me llevó a charlarlo con un amigo, ya
que es triste ver a aquellos que lentamente se separan de la casa de Dios,
personas que hemos amado por su cercanía y que hoy en algunos casos ya no se
encuentran a nuestro lado.
Sinceramente se transformó en una alarma de
Dios dentro de mí que me llevó a escribirte de ello.
Primero es importante ver porque debemos
permanecer en la casa de Dios, ya que esta es la causa por la que no debemos
irnos, y en segundo lugar la causa por la cual nos vamos.
Veamos la primera:
1 No conviene irse porque está relacionado con la SALVACIÓN , ya que en la
constancia de nuestra fe activa se muestra lo que creemos. Hebreos 10.25.
2 También porque nos edifica, nos forma (aunque en ocasiones duela).
Allí es donde crecemos como en el colegio, con maestros y compañeros, donde en
algunos casos no son los mejores (y aun como ejemplos), pero sabemos que nos
hace bien estar allí, ya que en ese lugar aprendemos y avanzamos hasta una
medida que nos conviene. Efesios 2.21.
3 Porque la comunión nos bendice, nos hace bien; hay gran cantidad de
hermanos que nos aman, oran por nosotros, y esto hace que la mano de Dios nos
llene de una manera inexplicable (salmo 133).
4 Y por último, por ahora, porque es una siembra para nuestro futuro;
a ninguna persona le gusta la inversión, todos queremos cosechar, pero si no se
siembra no habrá cosecha, y para ello es necesario estar trabajando y
permaneciendo hasta que veamos resultados más deseados. No olvide que lo que
cosechamos lejos del Señor fueron la causa de malas siembras que tuvimos, y que
ahora estamos sembrando bien; esto lo aprendemos en la casa de Dios, y
nosotros, nuestros hijos, nietos y mas seguirán recibiendo frutos de la fe
invertida en este tiempo. Gálatas 6.7.
Por ello no ceda en su andar; Dios ve su constancia con ganas o sin ella, y de seguro como en cualquier trabajo recibirá su recompensa. Hebreos 11.6.
Ahora para cerrar veamos dos causas que nos
llevan a irnos
La primera.
- Los pecados escondidos. Estos
son como el tesoro robado que Acán escondió debajo de la alfombra de su casa
(Josué 7). A pesar de que ningún ajeno lo vio, sino solo su cómplice familia,
Dios si había visto toda la escena y además su corazón. Todo estaba bien ante
su líder y sus compañeros de batalla, pero no ante Dios; a tal punto que esto
trajo fracaso en el pueblo de Dios y posteriormente dolor y muerte tanto para
él, como para toda su familia.
Los pecados no confesados
hacen que la presencia de Dios se aleje, como consecuencia la alegría que Él da
ya no se siente, y por lo tanto estar en un culto más de una vez, se hace
insoportable. En ciertas ocasiones más de uno culpan a la iglesia de fría y en
falta, sin darse cuenta que la responsabilidad es la de ellos; estos hasta que
confiesen a quienes les ocultaron el pecado, no podrán volver a estar igual.
La segunda.
A otros les aleja el resentimiento
hacia alguien o algo; por ejemplo enojarse ante un líder que para uno hace lo
injusto; o ante un servicio a Dios que demanda más de lo que uno está dispuesto
a invertir.
Al hablar de resentimiento
podemos decir también rencor, animosidad, odio, animadversión, resquemor,
antipatía, actitudes que se relacionan y que si las analizamos por ahí alguna
se nos pegó a nuestro corazón.
El resentimiento es un
bloqueo para lo que está por venir, (creo que preparado por el diablo) ya que más
de uno han perdido lo bueno que estaba por delante a causa de esto. La Biblia nos cuenta que uno
que debía ser Rey llamado Absalón (2 Samuel 13 al 18), por guardar
resentimiento a su hermano y a su Padre, se convirtió en un criminal y fue
muerto al poco tiempo de sacarle el lugar a su padre que era el rey David.
Debemos entender que este
mal debe ser entregado al Señor, ya que se anida en nuestro corazón, y no vivir
sujetos a él. Debemos tener en claro que el mismo que frena lo bueno que Dios
ha preparado; entendiendo también que muchas de esas situaciones que no fueron
las más agradables, han sido usadas por Dios para enseñarnos a seguir solo
mirándolo a Él, y con la alegría de ser parte de su gran plan y familia.
No dejes que el pecado ni el resentimiento
dominen tu vida; Dios no terminó todavía contigo y de seguro te seguirá
tratando; mas grandes sean las bendiciones a venir mejor te preparará tu Señor
para sostenerlas.
Adelante querido hermano o hermana, Dios
está haciendo algo maravilloso contigo; no dejes de congregar ni de ser fiel a
tu Señor y a su casa, traerá grandes bendiciones para ti y tus generaciones.
Sin más espero que Dios haya hablado a tu
vida.
Por el Pastor Walter Serantes.
Iglesia
Rey de Reyes de zona norte
Ministerio
Tiempo de Renuevo
(editorial de Julio 2012)
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