¡Desbaratemos las estrategias del Maligno!


Lomas de Zamora, julio 8 de 2009

Carta a los Líderes y Colaboradores

Estamos viviendo tiempos difíciles donde la iglesia tiene que tener ojos bien abiertos para discernir lo que está pasando. La Palabra de Dios es la que nos enseña cómo vivir y comportarnos frente a las circunstancias de la vida.

La iglesia es la luz y está para alumbrar en medio de tanto temor y desamparo. La iglesia no responde al sistema del mundo, está por encima.

La iglesia es la respuesta de Dios donde la gente va a encontrar refugio, consuelo y paz.

Nehemías tuvo enemigos que intentaron detenerlo en la edificación de los muros de Jerusalén (ver Nehemías 4.10-15). El mensaje de restauración profetizado abarca la edificación de los muros, la Jerusalén donde estaba la “Casa” del Señor: El Señor llama a los MUROS: “Salvación” y a sus puertas, “Alabanza” (Isaías 60.18). El Cuerpo de Cristo, la Iglesia es la Casa del Señor, y tiene un lugar físico donde reunirse. Identifiquemos nuestra Jerusalén.

Tenemos como iglesia un mensaje sanador; estamos para ser el medio de salvación a los que van sin rumbo en la vida y no tienen espacio donde hallar seguridad. Nuestros lugares de culto tienen que ser reconocidos como el lugar físico donde hallar a Jesús. Que nuestras puertas se destaquen como un lugar por donde se puede entrar y hallar a un pueblo que sabe alabar al Rey; donde hay Palabra de Dios; una iglesia que conoce al dador de la Vida y que gusta de la unción del Espíritu Santo.

Nehemías tuvo que enfrentarse a tres frentes de oposición:
1. El desánimo de los que tenían que estar en primera línea. Los de Judá estaban desanimados y confesaban que no era posible seguir adelante, porque se habían debilitado.
2. Los enemigos, los Samaritanos. Estos se confabularon y se pusieron de acuerdo para entrar en medio de las filas de los edificadores con intenciones de matarlos, y hacer cesar la obra.
3. Los judíos que habitaban entre los enemigos. Judíos que habían dejado su lugar y se refugiaron entre los Samaritanos. Estos se sumaron al espíritu de los enemigos y reiteradamente enviaron a decirle a Nehemías que estaban en peligro de muerte.
Nehemías inmediatamente supo qué hacer. Organizó y aceleró la edificación, haciendo que cada familia estuviera comprometida con la tarea de la edificación. ¡Los muros seguirían siendo edificados!

En segundo lugar, “miró”, “se levantó” y les “habló” a todos diciendo que no TEMIERAN, que se acordaran del Señor, grande y temible, y que era el momento para tomar sabias decisiones, de “pelear”, o sea, usar las armas de la fe. La actitud y determinación de cada uno sería la forma de cuidar de los suyos; la bendición a todas las casas dependió de la actitud del líder.

Esto dio como resultado: “cuando oyeron nuestros enemigos que lo habíamos entendido, y que Dios había desbaratado el consejo de ellos, nos volvimos todos al muro, cada uno a su tarea.” Esta firme determinación de Nehemías hizo al pueblo avanzar en las obras y al mismo tiempo “desbarató” las artimañas del error.

Iglesia de Cristo, no es tiempo de parar ni retroceder. A los líderes y responsables de la obra de Dios los exhorto:
1. Díganle a los hermanos que no oigan tantas noticias, cierren esos medios de comunicación que traen un mensaje, pero no el de Cristo.
2. Proclamen que en Jesús hay salvación, por tanto, reprendamos el espíritu de TEMOR que se desató en nuestra tierra. El temor no es de Dios y trae en sí castigo (1 Juan 4.18).
3. Proclamen juntos a viva voz y que todos lo hagan en sus respectivas casas el Salmos 91. Es muy oportuno y apropiado, porque es Palabra de Dios.
4. Que toda la iglesia compruebe lo que significa “Ciudad de Refugio” (Josué 20.7,8). De lo contrario, ¿a dónde va a ir la gente en su desesperación y necesidades?
5. Que todos estén preparados para hablar de Jesús, orar por las necesidades y consolar el corazón de tantos afligidos.
6. Movilicen a su gente para servir al Señor más que nunca. Es el mejor tiempo para hacer conocer las buenas nuevas de Salvación. Somos Iglesia sanadora.
7. Hagamos el lugar de culto un espacio donde está el resplandor de la Gloria del Señor; un lugar agradable y cómodo; que los que lleguen encuentren gente que sabe cantar, brindarse en bien de los demás y que confiesan a un Cristo vivo, que es Señor y Rey.

¡Desbaratemos las estrategias del Maligno!

¡Vamos por más!

El Señor los bendiga ricamente.
Rev. José Luis Vena
PASTOR
Iglesia El Buen Pastor

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